¡Hola! Soy Luna del equipo ATC y hoy me gustaría invitarte a tomar un café con tus monstruos.
Recuerdo que desde que era niña, siempre ha existido aquella vocecita que me contaba todas las cosas en las que seguramente iba a fallar, esas tareas que no iba a superar. Recuerdo pasar tardes paralizada, sintiendo una opresión en mi pecho y con esa sensación en la que no había un lugar para sentirme a salvo.
Al mirar atrás, me doy cuenta que esa vocecita solo era una forma en que mi miedo se manifestaba, aquel monstruo no tenía una figura que me atormentara por las noches para intentar hacerme daño, al contrario, solo intentaba protegerme, le aterraba que algo pudiera salir mal, solo que yo no lo podía entender. Pero solo con el tiempo y un poco de ayuda, he podido descubrir que:
No pretendo romantizar la ansiedad, solo te cuento un poco de mi viaje personal, cuando dejo que ese pequeño monstruo lleno de pánico tome el timón de mi vida, no siempre ha sido agradable pero muchas veces me ha resultado útil. Verás, desde hace algún tiempo he observado que cada que este personaje entra en pánico lo mejor que puedo hacer es:
Así como no se puede tener una charla profunda y calmada con un atleta que acaba de llegar a la meta tras una carrera de velocidad, no podré hablar con mi monstruo, si no conecto con él desde un lugar de calma. La meditación es una buena herramienta que nos llevará a ello.
En vez de focalizarme en la sensación de angustia, me enfoco en escuchar lo que tiene para decirme, preguntarle a lo que le teme y sin juzgarlo, dejarlo hablar
He aprendido que la mejor estrategia para hablar con mi monstruo, es pensar que le hablo a una de mis personas favoritas.
Me he encontrado muchas veces que el miedo es un excelente vigía y me pone sobre aviso cuando debo tomar las acciones necesarias para corregir aquellas cosas que me alejan de lo que soy y de las que espero ser o incluso situaciones que pueden ser potencialmente peligrosas.
Así como lo lees, dedicarle tiempo de calidad y a solas, algunas veces salimos a charlar en el mundo real y otras en mi imaginario; le pregunto cómo está, cómo se siente. Porque entre más conectados estemos, esas pequeñas manifestaciones de temor las sufro con menos frecuencia o al menos, con una menor intensidad.
Si hay algo que me repite mi terapeuta de manera frecuente es que no descuide estos 4 pilares:
Confieso que trabajar en estos pilares es algo que me cuesta muchísimo, pero como lo explica la doctora Nazareth Castllanos, nuestro cerebro puede moldearse e incorporar nuevos hábitos si lo intentamos lo suficiente, es normal que no lo logremos en nuestro primer intento, pues nuestra mente está programada para seguir cierto camino, pero con paciencia podemos lograr todo lo que nos propongamos y enseñarle nuevos caminos. Así que para mejorar mi relación con mi monstruo, hoy antes de irme a dormir tomaré una sesión de meditación y al finalizar, hablaré con él.
Deseo que tengas un bonito día y que no dejes pasar mucho tiempo sin que agendes un cafecito con tus monstruos.
Te mando un abrazo de luz.
Con cariño,
Luna
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